Era, como él mismo reconoció, uno de los días más importantes de su vida. Así que en los pasillos del Paraninfo de Zaragoza su planta de hombre sereno apenas podía disimular los nervios. Jesús de la Osada García, hombre de ciencias, catedrático de Bioquímica de la Universidad de Zaragoza y coordinador del grupo de investigación 'Bases moleculares de la Ateroesclerosis' de la Facultad de Veterinaria, estaba a punto de ingresar en la joven Academia de Farmacia Reino de Aragón.
"Es una responsabilidad porque la Academia está empezando y la idea es que se convierta en un referente tanto nacional como internacional", reconocía el protagonista. Mientras, en el interior de la sede de la Real Academia de Medicina, el rector de la Universidad Manuel López daba la bienvenida a los familiares, amigos y colegas de profesión que no quisieron faltar a la cita. "El objetivo es crear un ambiente de discusión científica, en el ámbito de la Farmacia, de calidad y que sirva a la sociedad aragonesa", reconoció López. "Por eso -agregó- incorporamos personas con un excelente currículum como es el caso de Jesús (de la Osada)".
Tras sus palabras, le tocó el turno al secretario de la Academia, Santiago Andrés, que aprovechó el tema del discurso de ingreso del protagonista, 'Aceite de oliva virgen extra y prevención de la aterosclerosis', para alabar las bondades del aceite virgen extra que se produce en su natal Bajo Aragón. Y lo hizo en un tono distendido que desengrasó un punto el ambiente solemne que acompaña siempre este tipo de actos, recomendando unas "buenas borrajas con poca patata, para no engordar, bañadas en aceite" de su tierra.
Fue entonces cuando, acompañado por sus dos padrinos, los académicos Pedro Roncalés e Ignacio Andrés, Jesús de la Osada cruzaba las puertas de la sala y pronunciaba su discurso de ingreso con el número siete en la Academia de Farmacia, que en menos de dos años ya se está labrando un futuro prometedor en la sociedad científica aragonesa.